domingo, 22 de febrero de 2009

Anticuerpos contra la gripe

Un equipo de científicos de Estados Unidos desarrolló anticuerpos monoclonales humanos eficaces contra varias cepas del virus de la gripe, entre ellas la aviar (H5N1), la común (H1N1) y la que causó una epidemia en 1918, llamada "gripe española".

El prometedor hallazgo, que aparece hoy en la revista científica británica "Nature Structural & Molecular Biology", puede traducirse en una terapia que, combinada con tratamientos antigripales, contuviera la infección hasta que se desarrolle la vacuna específica (un proceso que tarda de 4 a 6 meses).

Existen numerosas cepas del virus de la gripe que pueden infectar al ser humano.

Después de padecer la enfermedad o someterse a la vacunación, el organismo desarrolla anticuerpos para que le protejan de futuros ataques.

El problema es que esos anticuerpos están muy especializados y normalmente sólo funcionan contra la cepa del virus que infectó al individuo.

La clave de los nuevos anticuerpos monoclonales, obtenidos en el laboratorio, es que se unen a una zona de una proteína vírica (la hemaglutinina, presente en la superficie del virus) común para diversas cepas y muy estable, es decir, a la que no suelen afectar las mutaciones.

Esa zona, una suerte de "bolsillo en el cuello" de la proteína, se encuentra en distintas variedades de los virus A de la gripe, entre ellas la responsable de la gripe aviar o la causante de la "gripe española" que asoló Europa a comienzos de siglo.

HEMAGLUTININA
La hemaglutinina desempeña un papel muy importante en la infección y expansión del virus de la gripe, ya que se fusiona a la membrana celular, un paso previo a su entrada en el citoplasma, donde se replicará para infectar a nuevas células.

Al unirse al bolsillo del cuello de la hemaglutinina, el anticuerpo monoclonal impide el cambio de forma de la proteína, imprescindible para su fusión con la membrana.

Los científicos, pertenecientes al DanaFarber Cancer Institute, al Burnham Institute for Medical Research y al Centers for Disease Control and Detection (CDC), en Estados Unidos, explican que los anticuerpos que produce el ser humano no son capaces de detectar esa parte de la proteína, probablemente debido a que está escondida.

Además, la cabeza de la hemaglutinina actúa como un señuelo.

RESPUESTA INMUNOLOGICA
Frente al carácter estable del "bolsillo" del cuello, la cabeza muta constantemente, de manera que atrae y entretiene al sistema inmunológico, que desarrolla anticuerpos contra la cabeza, pero no contra la zona invariable.

"Una meta importante es redirigir la respuesta inmunológica de las vacunas a esta región invariable de la hemaglutinina para intentar conseguir una inmunidad que dure toda la vida", explica el responsable de la investigación, Wayne Marasco.

El equipo investigador probó la efectividad de los anticuerpos monoclonales en cultivos de células y en ratones de laboratorio.

"Lo sorprendente es que el mismo anticuerpo protegió a ratones de laboratorio de una infección letal con virus muy diferentes", como el de la gripe aviar o el H1N1, causante de las infecciones estacionales, indica el científico Ruben Donis, de CDC.

Estos anticuerpos monoclonales ya están listos para ensayos preclínicos en humanos.

Como su producción es rápida y sencilla, los investigadores sugieren que podrían almacenarse de forma que, en combinación con los tratamientos antigripales existentes, frenarían una posible epidemia hasta que la vacuna concreta para esa cepa se desarrollase.

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