viernes, 8 de febrero de 2008

Hallan moléculas básicas para la vida en una galaxia lejana a 250 millones de años luz


Si en verdad no estamos solos en el universo, los científicos acaban de dar un pequeño paso para encontrar a los 'hombrecillos' verdes de ahí fuera.

Según acaba de descubrirse, algunos de los compuestos fundamentales para que se produzca la vida se encuentran en grandes cantidades en la lejana galaxia Arp 220, que se halla a 250 millones de años luz de nuestro planeta.

Un grupo de astrónomos estadounidenses ha identificado desde el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, dos de las moléculas que forman los aminoácidos, esenciales para la vida tal y como la conocemos en la Tierra.

En concreto, se han encontrado moléculas de metanimina y cianuro de hidrógeno, los dos compuestos que, junto al agua, constituyen el más simple de los aminoácidos encargados de formar las proteínas en los seres vivos.

Los aminoácidos son los elementos fundamentales a partir de los cuales se originó la vida en la Tierra, y algunos expertos creen que pudieron llegar en meteoritos desde el espacio exterior. Hasta ahora, se había detectado metanimina en regiones de la Vía Láctea y hay indicios de puede haber en la galaxia cercana NGC 253, pero nunca se había encontrado tan lejos de nuestro planeta.

En la galaxia Arp 220 nacen nuevas estrellas y mueren otras de manera constante


El descubrimiento, que será publicado en breve en la revista 'Astronomical Journal', se produjo mientras los científicos analizaban con el espectrómetro del telescopio la composición química de Arp 220, una galaxia especialmente convulsa donde nacen y mueren estrellas a un ritmo vertiginoso, lo que provoca que sea muy luminosa.

"No estábamos persiguiendo ninguna molécula en particular, así que no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. Simplemente empezamos a buscar, y lo que descubrimos resutó increíblemente excitante", relata el astrónomo de Arecibo Tapasi Ghosh, uno de los responsables de la investigación.

El próximo paso sería buscar rastros de glicina, es decir, el aminoácido ya formado, en la misma galaxia. "¡Sólo hay que echar agua!", bromea el científico Robert Minchin, también involucrado en el descubrimiento.

De hecho, se cree que ha de haber bastante cantidad de metanimina y cianuro de hidrógeno en Arp 220, aunque aún no se sabe si se ha producido la reacción que da lugar a la glicina.

Inmensas cantidades

"El hecho de que podamos observar estas sustancias desde una distancia tan grande significa que hay inmensas cantidades de las mismas en Arp 220", según explica Emmanuel Momjian, ex astrónomo del Arecibo y actualmente investigador en el Observatorio Nacional de Radio Astronomía de Socorro, en Nuevo México.

"Es en verdad muy intrigante descubrir que los ingredientes de la vida aparecen en grandes cantidades en un lugar donde nuevas estrellas y planetas están naciendo", añade este científico.

El hecho de que se hayan registrado a tanta distancia indica que hay numerosas moléculas


El único problema es que Arp 220 es una galaxia tan activa que las continuas explosiones de supernovas (se calcula que cuatro al año) podrían arrasar con todo antes de que surgiera la vida.

Aun así, los científicos albergan la esperanza de que algunos de estos elementos queden atrapados en granos de arena y puedan aguardar el momento de caer sobre un planeta acuático, quizás iniciando un proceso similar al que creó la vida en el nuestro.

El descubrimiento, que presentó en el reciente congreso de la Sociedad Astronómica Americana en Austin (Texas), se produjo el pasado mes de abril cuando los científicos estaban estrenando una nueva técnica espectroscópica de banda ancha con el telescopio de Arecibo, que tiene un diámetro de 305 metros y es el mayor del mundo en su clase.

Gestionado por la Universidad de Cornell e inaugurado en 1963, el Arecibo tiene ya una amplia experiencia en la búsqueda de vida extraterrestre. En 1974, emitió un mensaje al cosmos con datos sobre nuestra especie, y en la actualidad aún busca rastros de emisiones de radio provenientes de alguna civilización inteligente, con la ayuda de millones de usuarios que prestan sus ordenadores para procesar los datos en red a través del programa SETI@home.

Fuente: elmundo

Periodista Angel Diaz

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